Siempre has sido tú (Paperback)

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Description

Siempre me ha gustado escribir, hablar de esos sentimientos que quizá no me atrevo a nombrar con palabras, pero que con una luma y una hoja de papel todo se vuelve más fácil. Mas sencillo. La pluma corre ligera por el papel mientras que mi cabeza es un torbellino de palabras que poco a poco van formando una nueva historia, con la que entretener, con la que enamorar, con la que hacer suspirar a los demás. E incluso, a mí misma. Hubo un día que, como al personaje de esta novela, me rompieron el corazón y decidí que no dejaría que me ganase, que sería más fuerte que él. Limpié las lágrimas de mi rostro y empecé a darle vida a Axel Magic Lowen, hablé desde una voz masculina porque pensé en el hombre que una vez me gustaría tener. Axel fue creciendo frase por frase completando hojas de un destartalado cuaderno mientras que poco a poco mi corazón se fortalecía. Dejé de pasarme las noches en vela recordando los momentos con mi pareja, intentando descifrar qué había hecho mal, para darme cuenta de que yo no había hecho anda malo, sino que había sido él. Las noches empecé a pasarlas con él, con Axel quien me enseñó que no debería de cerrarme a los demás por un corazón roto, pero que tampoco debía esperar a que nadie me lo sanase cuando esa era mi labor.Después de crear su personaje, de darle vida a lo que yo siempre había querido, la creé a ella. Madeleine fue creada a través de la esperanza que aun guardaba de que existiese gente buena en el mundo, gente que te quisiera sin preguntas, sin exigencias, que se entregase a ti en todo lo que era. Con el cuerpo, con el alma, con todo. A ella creo que le atribuí la tarea más desdeñosa de todas, la de curar al héroe del libro. Un héroe que no quería ser curado, pero que tampoco creía necesitarlo. Y mientras cumplía con ella, sin ni si quiera pretenderlo, ella misma va creciendo en nuestra historia. Crece ella y el amor que siente hacia el otro protagonista, un amor del bueno, del que dura, del que te deja la marca en el pecho y que nadie consigue borrar. Una vez que acabé su historia, aprendí que, como Axel, Madeleine no tenía la obligación de sacarle del pozo, ni ninguna persona debía sacarme a mí de él. Debía buscar una cuerda, un instrumento que me facilitase la escalada por las circulares paredes. Y lo hice. Quizá esta historia es muy mía, muy íntima para contarla, para transmitírsela a los demás, pero quiero que vea la luz y que como conmigo, ayude a ver las cosas de otro modo, de otra forma. Que enseñe que a veces amar no significa tener que sufrir. La herida estaba ahí, seguía sangrando, doliendo, escociendo. Pensó que nunca se curaría, que siempre seguiría abierta doliéndole y haciendo que se desangrase con el paso del tiempo. Sin embargo, un día sin pretenderlo, sin quererlo, se dio cuenta de que, aunque la herida sangrase había alguien dispuesto a limpiarla, a curarla con aquel mimo que él hacía mucho que no sentía. Se dejó curar con palabras bonitas, con besos tiernos y con abrazos de esos que le hacían sentir en casa. Una casa que hacía dos años que no se había atrevido a pisar. Pero el pasado, como el dolor, siempre vuelve. Pensó que todo aquel tiempo separados en el que al final, la herida había dejado de doler, había sido suficiente para olvidarla. Para que su corazón no bombease con fuerza cuando la tuviese delante.Ven a conocer a un hombre que lo dejó todo por el desamor, mudándose al frío Londres donde creyó que los recuerdos no podrían atormentarle, aunque le acompañaban cada noche. Salvo cuando estaba ella. Siempre ella.

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